jueves, 11 de octubre de 2012

Atentamente: El corazón.

Confusión. Que quieres y que te mereces. Sentimientos desbordados. Recuerdos. Tantas cosas que hacen que tu cabeza parezca una coctelera y vuelves a la misma cuestión: que quieres y que te mereces.
A veces la vida puede llegar a tener tan mala leche que te obliga a elegir si quieres que una persona siga estando a tu lado o, pensando de manera egoísta y con la cabeza, separarla de tu vida para siempre.
Corazón y cabeza. Que hacer y que decir. Corazón positivo, cabeza negativa. Coctelera de nuevo. Piensas en todos los momentos, en todos los sentimientos que estuvieron ahí concentrados, en todas aquellas sonrisas que tan alto te hicieron llegar, piensas en aquellas canciones que forman parte de la banda sonora de tu vida, viendo como un flashback pasa por delante de ti en décimas de segundos. Recuerdos por los que hoy sonríes, recuerdos por los que hoy lloras.
Por otra parte intentas evitar el sufrimiento, que los daños simplemente sean pasajeros. Que no lleguen más allá, donde sólo pocas cosas pueden llegar. Y es que no hay cosa más indefensa que un corazón enamorado. 
Las punzadas son peores, los cuchillos llegan a traspasar más profundamente y los latidos se entrecortan con cada frase que por todos los medios, intentas no escuchar. Se vacía ese órgano de fuerza cuando lo que te sustentaba, desaparece de tu vida. Aún a sabiendas de que la decisión fue tomada por la cabeza que se encuentra 15 centímetros más arriba.
Atentamente: El corazón.