martes, 4 de marzo de 2014

Aunque eso implique sacrificar la mía.

Apenas te has ido y mis manos arden ante tu ausencia. Apenas has desaparecido y aún te noto aquí, cerca. La sangre se hiela y le corazón se para. El viento azota mi cara y ya me es indiferente; el sol brilla con luz distinta a la última vez que lo miré mientras caminaba a tu lado. ¿Tanto modificas mi realidad?
Desde el primer momento en que te vi, mis ojos, inevitablemente, se posaron en ti. Me cegaste por completo, como si de una estrella fugaz estuviese hecha tu presencia. Imnotizada, abobada, atontada por tu mirada, por tu sonrisa, por tu vitalidad...
Aunque probablemente hechizada sea la palabra que más se asemeja al embrujo en el que me sumerjo cuando te tengo cerca. El corazón late con un breve, rápido e intenso tic-tac. Tan intenso que se convierte en la banda sonora de mis oídos, la pequeña y peculiar banda sonora, nuestra banda sonora.
Dejo de ser yo cuando estoy a tu lado, esa niña segura de sí misma que llora ante cualquier adversidad desaparece para dar paso a una insegura , llena de dudas y miedos, que tiene como rasgo característico una enorme sonrisa.
Alguien me dijo una vez de pequeña que de ilusiones se vive aunque, si te soy sincera, jamás conseguí entender el significado completo de aquella frase. Y he de decirte que hoy día me has ayudado a entenderla. Para bien o para mal, siempre serás mi mayor ilusión, mi razón de sonreír, de levantarme cada día con la sensación de comerme el mundo.
Pòrque sí, eres mi ilusión ya que mis esperanzas se disiparon en el momento que me vi reflejada en tus ojos y descubrí que, ese brillo especial de tu mirada que tanto me gustaba, ya tenía dueña.
Aún así, manteniendo esta pequeña caja de sentimientos escondida, soy incapaz de vivir sin la vitalidad que me regalas y sin esos momenrtos que, aunque han sido pocos, han sido los más felices de mi vida.
Supongo que quizá prefiero seguir manteniéndote a mi lado de ese modo. Puede que esté siendo egoísta o terriblemente cruel conmigo misma pero, estando tu sonrisa (esa que me llena de vida cuando la veo), y tu felicidad de por medio, el resto me da bastante igual: aunque eso implique sacrificar la mía.