sábado, 11 de enero de 2014

No sé si prefiero que así sea.

Las palabras pesan demasiado, quieren salir de mi como si tuviesen vida propia. Desean ser pronunciadas y perderse entre el frío viendo que me azota en la cara. Pero no pueden....bueno, mejor dicho, no deben. Todo debe seguir como hasta ahora, sin ser alterado por ningún factor que pueda cargárselo todo. Pero es que ese factor ya pesa demasiado y mis hombros no paran de hundirse a causa de ello. 

Eso de hablar nunca ha sido lo mío, siempre he pensado que si me relacionase con letras impresas en papel, la gente llegaría a entenderme mejor. Así pues creoi que esta vez haré lo mismo y plasmaré todas las ideas que ahora mismo corren hacia una misma dirección en mi cabeza. Puede que me arrepienta de ello, puede que no. Hasta que no lo escriba no sé que pasará. Quizá aquellas palabras que esconden un sentimiento tan profundo y tan fuerte jamás lleguen a oídos de su destinatario. Quizá jamás llegue a saber que gracias a él sonrío, que gracias a él me caigo y me levanto, que su abrazos me aportan la mayor seguridad que jamás habría imaginado y que su ausencia me hiere como si de un clavo ardiendo se tratase. 
Pero... como bien dije antes, probablemente todas estas palabras jamás lleguen a su destinatario. Y, ¿sabéis qué? No sé si prefiero que así sea.