sábado, 29 de noviembre de 2014

No voy a fallar contigo.





Miedos e inseguridades. ¿Cómo podría convencerte de que eres todo lo que quiero? ¿de que eres mi último y mi primer pensamiento del día? ¿de que cuando cierro los ojos, te veo? ¿de que todo me recuerda a ti?
Sinceramente no sé como hacerlo. Has conseguido que cambie de rumbo, de esperanzas y de perspectiva. Has provocando en mi que vuelva a sentirme viva, como hacía mucho tiempo no me sentía.
Por ello no sé qué más entregarte para que te des cuenta que mi corazón lleva en tu mano algún tiempo ya. Solo espero que ahora, sepas valorarlo. O al menos, sepas que ya me enamoré de cada uno de tus miedos y de cada uno de tus defectos. Que ya he recuperado ese valor que creí haber perdido. Y que ahora, aunque me arriesgue, sé que no voy a fallar contigo.

jueves, 16 de octubre de 2014

Contigo o sin ti.



Ya no sé qué más hacer para borrarte de mi mente, para dejar que aparezcas siempre que te viene en gana. Solían decirme que la única persona que debe ser capaz de controlar mi vida, no es otra que yo misma. Pero creo yo, que aquellos que sentenciaron tales palabras, no conocían el sonido de tu risa. También creo que desconocían el olor de tus abrazos, o el color de tus ojos.
Son ya tantas y tantas veces las que he estado recreándolos en mi cabeza que ya no distingo realidad de imaginación, que ya no distingo cuando algo está mal o no.
Era fuerte, o al menos eso creía. Por supuesto que no era de hojalata, ni me había convertido en una roca dura y firme. Peor al menos había aprendido a valorarme a mi misma... aunque fuese solo un poco.
Me costó meses salir de aquel pozo tan profundo en el que llegué a encontrarme, me costó empezar a escalar ignorando las heridas que se me formaban con cada paso que daba en la subida. En ese momento sólo pensaba en la increíble sensación que se extendería por cada poro de mi piel cuando consiguiese volver a recuperar las riendas de mi propia vida.
Y cuando ya había conseguido recuperarlas y aprender a controlarlas, llegaste tú. Llegaste tú rompiendo todos y cada uno de los esquemas que se formaron en mi mente mientras ascendía de aquel oscuro y frío sitio donde estaba. 
Sé que debo alejarte de mi, recordar quién fui para no volver a cometer los mismos errores....y a veces lo consigo. Otras sin embargo, se me hace imposible. 
Así pues, solo te pediré una única cosa más: devuélveme las riendas de mi vida. Contigo o sin ti, me da igual.

domingo, 5 de octubre de 2014

Fuck distance.

Malditos kilómetros y maldita distancia que nos separa. Es injusto todo esto que está pasando. Es injusto que la vida, a la par que te da una cosa, te la quite. Es como poner un caramelo en la boca de un niño para posteriormente quitárselo... y en este caso era el mejor caramelo habido y por haber. 
Aunque, la distancia a veces provoca la unión.. y, en este caso, provoca que mis sentimientos vayan más allá (aún si cabe) de lo que ya iban antes de separarme de ti.
No pensé que esto podía pasar de nuevo, que estas ilusiones volverían a crecer dentro de mi. Puede que hasta ahora (y aún) me dejase llevar por el miedo pero es que el pasado...me dejó excesivamente marcada. 
No me arriesgo así porque sí ya que me pienso las cosas mucho antes de actuar pero esta vez, me tocó perder de nuevo. Aunque pensándolo bien, no es una batalla perdida del todo, ya que gané algo tan importante como el cariño de una persona bastante importante en mi vida.
Así pues, solo me queda darle las gracias de nuevo. Las gracias por hacer lo imposible por verme sonreír y por secarme las lágrimas cuando, inevitablemente, me derrumbaba delante suya. GRACIAS.
Y es que la respuesta a todas estas preguntas e incertidumbres de que algo nuevo está creciendo es muy clara; y tan solo tiene dos letras.
Dos letras que abarcan un mundo entero. Dos letras que encierran una sonrisa, infinitos consejos, una mirada sincera y un abrazo para no olvidar. Y es que la quinta y la décimo segunda letra del abecedario, juntas, hacen una combinación perfecta.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Una entrada algo diferente...

Pues ya llegó. Ya llegó el día más esperado para mucho y tan temido por todos. A partir de hoy la palabra "universitaria" empieza a cobrar sentido. No sé como he empezado esto, porque ni siquiera sé si seré capaz de terminarlo, o simplemente cómo hacerlo.
Sinceramente veía este día terriblemente lejos y ha llegado tan pronto que ni siquiera he tenido tiempo de analizar la situación todo lo que a mi me hubiera gustado hacerlo. 
Los que me conocéis bien sabéis que si de algo me caracterizo es de la inseguridad que sufro acerca de mis posibilidad y de los continuos quebraderos de cabeza que yo misma me hago continuamente. Dejarlo todo atrás me duele. Me duele y no sabéis cuánto.
Hubo un momento de mi vida hace un par de años (quizá tres) en el que mi mundo se desmoronó completamente. Un momento en el que no era capaz de reconocerme a mi misma y en el que me quedé completamente sola. Ese momento/episodio (doloroso) de mi vida fue un punto y aparte en mi vida, el comienzo de un nuevo capítulo o de un libro nuevo, según como se vea.
Me costó tanto volver a confiar en la gente... volver a mostrarme tal y como era por el simple miedo de que fuesen a herirme de la misma forma que lo habían hecho meses atrás. Me costó mucho volver a tener gente a mi alrededor con la que sentirme a gusto y no tener miedo. Por eso, ahora que debo irme empiezo a valorar todo este último "capítulo" que voy a cerrar esta tarde y a toda esa gente que formaban parte de él.
Hoy es el comienzo de una vida nueva, el comienzo de una ciudad nueva, de unos estudios nuevos y de gente nueva. Y sinceramente, lo que verdaderamente me da miedo es volver a sentir esa sensación de vacío y soledad que sentí aquella vez anterior.
Dicen que los cambios siempre son para mejor pero ahora mismo mi inseguridad me impide pensar que algo así no es ninguna locura sin pies ni cabeza. También dicen que crecer es aprender a despedirse pues, ¿sabéis qué? CRECER ES UNA PUTA MIERDA.
Puede que quizá lo único que pase es que a mi me cueste despedirme de la gente más de lo que le cuesta a muchas otras personas. Pero es que, me implico tanto con la gente que hay a mi alrededor que es imposible no sentir otra cosa que angustia cuando piensas que hasta dentro de unas semanas no las vas a volver a ver.
En primer lugar quiero dar las gracias a todas esas personas que han estado conmigo ahí, animándome, haciéndome reír, secándome las lágrimas, curándome las heridas y levantándome cada vez que me caía.
Dar las gracias a mi familia también. A mis padres, que son mis dos pilares fundamentales. Gracias por dejarme cumplir mis sueños y por dejarme seguir soñando día a día. A mi hermana, que por mucho que me pelee con ella, es uno de mis mayores ejemplos a seguir. No solo por su fuerza, si no por su sonrisa, por esa sonrisa tan pura que es capaz de mover el mundo.



Dar las gracias también a los que siempre estuvieron ahí a pesar de todas y cada una de las gilipolleces que he llegado a hacer en mi vida. A esa gente que siguieron apoyándome y confiando en mi cuando lo único que quería era mandarlo todo a la mierda, a esa gente que a pesar de mis defectos siguen soportándome... a los amigos de siempre: GRACIAS. Si soy como soy hoy día en parte es gracias a ellos.



Un enorme GRACIAS para mis 14 joyas flamencas que tantas y tantas sonrisas me han sacado a lo largo de este año. Gracias a ellas he vuelto a sentir que formaba parte de algo y eso... lo valoro muchísimo. GRACIAS flamen, vuestra peliazul os adora. Espero que no me matéis por el grupo cuando leáis esto, que sé que algunas acabáis llorando con las cosas que escribo y paso por él... OS QUIERO.


Gracias también a toda la gente que he conocido gracias a mi pasión: el atletismo. Aquellos que estuvieron desde pequeños, en el comienzo. Y aquellos que llegaron después. GRACIAS por regalarme los mejores recuerdos de mi vida.

Gracias a mis niñas, a mis dos terceras partes de las trillizas. Son lo mejor que podría haberme pasado y aunque ellas lo sepan, nunca viene de más recordarlo. Las hermanas no siempre son de sangre y gracias a ellas sé que eso es totalmente cierto.



GRACIAS A MI CLASE, que en un año me ha demostrado lo que es llegar a unirse formando una piña. Me ha demostrado lo que es tener a mucha gente a tu alrededor con el mismo afán de superación que tú. Gente que a pesar de las circunstancias seguía apoyándote y dándote ánimos para poder aprobar una asignatura tras otra.

Y por último gracias a mis profesores, tanto del bahía (que ya más que antiguos profesores son amigos y confidentes) como los del torre. Cada uno ha dejado huella en mi, y de eso estoy completamente segura. Gracias por vuestra confianza, por vuestro tiempo, por vuestras regañinas y por ser uno de nuestros apoyos en nuestra etapa de estudiante de instituto.
Dejo muchas cosas aquí en Algeciras. Y si os soy sincera, algunas cosas cuestan dejarlas, mucho. Pero por mucho que me duela, lo tengo que aceptar. Tengo mucho miedo de no poder recuperar lo que ahora mismo tengo, de perderlo. 
Sólo espero poder ser capaz de llevar adelante todo lo que ahora mismo se me viene encima. Sinceramente pienso que es demasiado grande y que no voy a poder con todo.
Y ahora, me gustaría hacer referencia a dos personas que me marcaron en mi vida porque sinceramente creo que haría una injusticia si no lo hiciese.  Dos personas que por desgracia ya no están conmigo pero que en mi día a día siento muy cerca.

En primer lugar yiyi... no sabes como duele que no estés aquí para poder ver como tu nieta al fin consigue todo lo que un día se propuso. Poder llegar a tu casa y salir corriendo a tu sillón para poder dar un abrazo de esos que solo tú sabías darme. Poder volver a sentir tu calor y refugiarme en él como lo hacía cuando era aún una niña. Solo espero que allá donde estés sepas perdonarme el no haber sido capaz de ir a darte el último adiós. Sinceramente en ese momento aún no era consciente de que a partir de entonces, no iba a volver a escuchar el sonido de tu risa. Hay tantas cosas de ti que hecho en falta....

Y por último también quería despedirme de ti. Nunca me he atrevido a escribirte desde lo que pasó... y lo necesitaba. Creo que ni tú mismo eras consciente de todo lo que me importabas en el poco tiempo que pude conocerte. En 4 años conseguiste que te considerara como de la familia. Eras mi ejemplo de superación con esa sonrisa tan tuya siempre en la cara, con esos abrazos que me dabas al salir del instituto cuando sabías que algo no iba bien.. todo. Gracias por haberme dejado entrar en tu vida, por haberme secado las lágrimas cada vez que me derrumbaba delante tuya y por comportarte como un padre conmigo. En realidad... siempre fuiste como un padre para mi. Y que sepas que "verónica" siempre se acordará de su tobi. 
Y como suelo decir siempre con lo poco que me gustan las despedidas: hasta luego gente. Os quiero.

lunes, 15 de septiembre de 2014

¿Para dar el gran salto?

Tengo 18 años y ahora es cuando más pequeña me siento. ¿Cómo es posible? De pronto todo me viene excesivamente grande. Quizá sean todos estos cambios tan repentinos que se avecinan. ¿No es acaso lo que yo quería? Entonces, ¿por qué me siento así?


Mi cabeza se asemeja a una de esas cocteleras  que hacen cada noche en uno de los tantos pub de la ciudad. Siento como si cada vez que la agitasen, el mundo dejase de tener un poco menos de sentido. Es como si cada hielo que se encuentra en su interior, de pronto se derritiese. Y que aquel agua que dejan en su lugar, llegue a alcanzar la magnitud de un océano. Un océano en el que no puedo evitar sentir que me estoy ahogando...


Sigo sin entenderlo. Sigo sin entender por qué lo único que deseo ahora es enterrar mi cara en mi almohada y, como incontables noches he hecho ya, sumar a su lista unas cuantas lágrimas más. ¿Realmente estoy preparada para dejarlo todo atrás? ¿Para dar el gran salto?


Siempre me asustaron los cambios... No controlar nada y sentirme perdida. Sencillamente odio esa sensación; al igual que odio lo desconocido.


¿Dónde demonios está esa sensación de júbilo de la que todo el mundo dice sentir cuando consigue algo que lleva meses intentando?
Si alguien encuentra la mía, decidle por favor que se haga hueco entre todo el miedo que siento (y que respiro) por cada uno de los poros de mi piel ahora mismo.

jueves, 11 de septiembre de 2014

Siete veces en vida.

Si nos da miedo el amor, es porque ya nos hicieron daño una vez. Incluso dos. 
Y a la tercera, cuando en teoría va la vencida, lo que ocurrió es que en realidad nos dimos por vencidos.

Por eso, nunca juzgues a alguien por lo que piense o deje de pensar. Porque a lo mejor tiene el corazón hecho añicos y una piel llena de cicatrices que no se irán por mucho tiempo que pase.
El amor es ese tren al que no esperas...es ese tren que te atropella. Y claro está que ese tren es conducido por alguien. Pero es alguien por quien te hubieras tirado una y otra vez a las vías. 


Por eso no vuelve a pasar. porque cada amor mata y la ilusión renace con el sí del siguiente. Por eso hay quien dice que si no has muerto siete veces en vida, es que no has vivido nada. 




viernes, 22 de agosto de 2014

Dentro de mi misma.

A veces cuando me refugio en la oscuridad de mi cuarto, bajo el cobijo de mi almohada, la realidad empieza a caer como un plomo sobre mí. 
No es que no me guste la realidad en la que vivo. Es mi realidad, lo que yo me he construido, lo que yo he criado... pero aún así, es inevitable pensar que a veces se estuvo mejor.
Si algo extraño de una época de mi vida en la que me consideré feliz, es aquella sensación de PLENITUD. Aquella sensación de sentirme viva, de estar en sintonía conmigo misma y con el mundo. Bueno.. seamos sinceros: conmigo misma no estaba en sintonía 
Pero no fue mi culpa. Me dejé influenciar demasiado por alguien que no me convenía, por alguien de quien estaba enamorada. 
Y entonces, pensando en esa época de mi vida (dejando de lado aquel descontrol interno que tenía conmigo misma) me pregunto si lo que provocaba aquella sensación de PLENITUD era aquel sentimiento tan intenso que irradiaba por los poros o si, realmente, era aquella persona la que conseguía que todo fuese una sinfonía perfecta.
Supongo que no era el momento, ni tampoco la persona. Antes buscaba de una forma un tanto anhelante esa sensación. La buscaba a cualquier hora, en cualquier lugar, sobre cualquier persona. Pero entonces... sólo entonces, me dí cuenta de que estaba cometiendo un error bastante grave, un error que me impedía volver a encontrarla: Aquella sensación de plenitud había existido siempre, se hallaba en las personas que me rodeaban a diario, en familias y amigos. 
Pero sobretodo, el gran fallo fue no empezar a buscar esa sensación dentro de mi misma.


sábado, 16 de agosto de 2014

Dos desconocidos.

Éramos dos desconocidos... bueno, más bien yo lo era para ti. Sabía exactamente cuál era el tono de tu risa. Sabía exactamente cuál era el color de tus ojos. Me conocía con total exactitud cuáles eran los matices de tu pelo y sabía perfectamente los motivos de cada una de tus sonrisas.
Pero como he dicho antes, yo solo era una desconocida para ti, una más. Alguien que pasaba desapercibida ante tu mirada. Pero de repente todo cambió. Un mensaje recibido que desencadenó una duradera sonrisa.
Te puedo jurar que hasta ese momento jamás podía pensar que un simple "hola" podía desencadenar tantos sentimientos. "No es el mensaje, es quien lo manda." y cuánta razón tenían...
Desde ese momento no quise reconocerlo; aún hoy día creo que no me atrevería. Un sentimiento empezaba a nacer dentro de mi. No se si era el miedo, la vergüenza o la timidez, o simplemente un poco de cada; sólo sé que al final todo volvió al principio. Cuando tan solo éramos unos desconocidos el uno para el otro.


Porque al final tu también resultaste ser un desconocido para mí, como esos enigmas difíciles de resolver. Pero aún así, conservo esas ganas de que esta vez ese "hola" se siga repitiendo todos los días.


viernes, 11 de julio de 2014

Bajo los brazos de Morfeo.

Eres lo más parecido a una ilusión que conozco; eres como una luna llena en el cielo oscuro de la noche, la estrella que más brilla de todo el firmamento.
Estás presente en todo lo que hago y en cada uno de mis pensamientos. ¿Cómo lo haces?
Las ganas de verte crecen de una forma un tanto vertiginosa. Has conseguido que todas las noches me acueste pensando en como sería abrazarte. Y es que tu sonrisa se ha convertido en mi droga, se ha vuelto necesaria.
Recuerdo perfectamente la primera vez que te vi. Ibas perfecto... aunque bueno, tú siempre lo estás. Llevabas un jersey verde que hacía juego y resaltaba el color de tus ojos. Me quedé aturdida la primera vez que me miraron y desde entonces... siempre me pierdo en ellos.
Nuestros encuentros suelen ser más que furtivos, pero suficientes para estar todo el día sonriendo por ellos y los recuerdos que dejan en mi.
Además, cada noche espero impaciente el momento idóneo para cerrar los ojos con una sonrisa.... sabiendo que entonces, sólo entonces, volveré a encontrarme contigo bajo los brazos de Morfeo.




martes, 27 de mayo de 2014

Sencillamente ella.



Os juro que jamás ví una mirada que fuese tan pura como la suya. Jamás contemplé en todos mis días una sonrisa que fuese capaz de iluminar cualquier lugar (allá donde fuera) como lo hacía la suya. Jamás contemplé belleza comparable a la de ella. Con 18 años estaba totalmente enamorado de su forma de ser. Sencillamente ella era perfecta.
Os digo con total sinceridad que ella me enseñó el verdadero y puro significado de la palabra amor, de esa palabra que tanto habla la gente. También me enseñó qué debía hacer si quería ser feliz, me enseñó a sonreír a pesar de las circunstancias, a pesar de que a veces me superasen ciertas cosas y solo tuviese ganas de mandarlo todo a la mierda. Sencillamente ella me completaba.
La sentía como si fuese una parte de mi, como dos notas seguidas en una perfecta sinfonía, como dos piezas de un puzzle destinadas a unirse, como esas pocas cosas que ves a lo largo de tu vida que juntas parecen mágicas. Sencillamente ella lo era todo.
Probablemente os esté contando todo esto porque, desde que la conocí, jamás me atreví a decirle ni una sola palabra de todo lo que sentía por ella, de cuánto me llenaba su sonrisa, de lo feliz que me hacía verla contenta y de lo mucho que me preocupaba aquellas noches que pasaba junto a ella en el hospital.
Del miedo que sentía aquellas noches, cuando lo único que me cobijaba era el silencio y el extraño pitido de la máquina a la que la conectaban. Me sentía solo... como si mi mundo se fuese a caer en el momento que ella exhalase su última respiración.
Pero he de reconocer que lo que más me extrañaba de todo esto era que jamás perdía su sonrisa y su belleza, ni cuando estaba tumbada en aquella cama ortopédica sin poder moverse por efectos del calmante. Sencillamente ella era mágica.
Pero desde hace un tiempo, demasiado lejano para mí, ella se desvaneció. Exhaló lo que fue su último aliento de vida para sucumbir después a Morfeo y no volver a despertar. Ahí se me vino el mundo encima, sentí como todo lo que me sustentaba, desapareció. Justo ahí, en ese preciso momento, descubrí que nunca más iba a encontrar a otro amor comparado a ella, a otro amor comparado al de una madre.

miércoles, 9 de abril de 2014

No quiero seguir así.

¿Cómo lo haces? No recordaba que fueses brujo o mago.... Sí, es a ti. ¿Cómo dices? ¿Qué no eres mago? ¿Y entonces que has hecho conmigo? ¿No me ves? Dependo de ti como si mi vida no tuviese ningún otro fin. Algo inexplicable, incontrolable. 
Una fuerza sobrenatural se apodera de mi cuando estás a mi lado, cuando tus ojos claros me miran fijamente; sencillamente... todo desaparece. 
Y realmente creo que no estoy dispuesta a soportarlo, no creo que pueda. Yo era fuerte, solía serlo antes de conocerte. ¿Qué me has hecho? Deshaz este embrujo creado para sufrir. No quiero seguir así.

lunes, 7 de abril de 2014

¿Merece realmente la pena perder la memoria?

Cuántas veces hemos deseado borrar un día, un instante, un momento, hasta un año de nuestras vidas... borrarlo todo y empezar una nueva memoria, vacía.
Cuántas veces deseamos volver a ser niños, vivir todo de nuevo, recuperar lo que se fue o dejar que el tiempo ponga las cosas en su lugar.
Algunos simplemente no esperan nada del tiempo. Da lo mismo regresar o avanzar, simplemente renuncian a que el tiempo continúe su paso y se marchan con lágrimas y un largo adiós.
Si deseáramos en algún momento perder completamente la memoria y "comenzar de nuevo", ¿cuántas cosas nos perderíamos?
Sería como aquellas cosas que se extravían accidentalmente en una mudanza y luego se extrañan. Perderíamos el calor del primer beso y la sensación de aquel amanecer que fue perfecto; la nostalgia por amores pasados y la inocencia con la que nos entregamos a lo desconocido esa primera vez.
Quedarán atrás los amigos que iban a ser eternos, las cartas que nos hicieron llorar, la primera o última vez que vimos a un gran amor, los abrazos más cálidos el día que pensamos que se iba a caer el mundo, el dolor más hermoso, la sonrisa más esperanzadora, el nacimiento de un sentimiento más puro...
¿Comenzamos en realidad una vida nueva o matamos una llena de bellos recuerdos?
Dejamos una vida y un presente que nos da INFINITAS POSIBILIDADES por soñar con un futuro perfecto que no existe, o un pedazo de cielo donde no sabemos que nos espera.
 ¿Merece realmente la pena perder la memoria?

martes, 4 de marzo de 2014

Aunque eso implique sacrificar la mía.

Apenas te has ido y mis manos arden ante tu ausencia. Apenas has desaparecido y aún te noto aquí, cerca. La sangre se hiela y le corazón se para. El viento azota mi cara y ya me es indiferente; el sol brilla con luz distinta a la última vez que lo miré mientras caminaba a tu lado. ¿Tanto modificas mi realidad?
Desde el primer momento en que te vi, mis ojos, inevitablemente, se posaron en ti. Me cegaste por completo, como si de una estrella fugaz estuviese hecha tu presencia. Imnotizada, abobada, atontada por tu mirada, por tu sonrisa, por tu vitalidad...
Aunque probablemente hechizada sea la palabra que más se asemeja al embrujo en el que me sumerjo cuando te tengo cerca. El corazón late con un breve, rápido e intenso tic-tac. Tan intenso que se convierte en la banda sonora de mis oídos, la pequeña y peculiar banda sonora, nuestra banda sonora.
Dejo de ser yo cuando estoy a tu lado, esa niña segura de sí misma que llora ante cualquier adversidad desaparece para dar paso a una insegura , llena de dudas y miedos, que tiene como rasgo característico una enorme sonrisa.
Alguien me dijo una vez de pequeña que de ilusiones se vive aunque, si te soy sincera, jamás conseguí entender el significado completo de aquella frase. Y he de decirte que hoy día me has ayudado a entenderla. Para bien o para mal, siempre serás mi mayor ilusión, mi razón de sonreír, de levantarme cada día con la sensación de comerme el mundo.
Pòrque sí, eres mi ilusión ya que mis esperanzas se disiparon en el momento que me vi reflejada en tus ojos y descubrí que, ese brillo especial de tu mirada que tanto me gustaba, ya tenía dueña.
Aún así, manteniendo esta pequeña caja de sentimientos escondida, soy incapaz de vivir sin la vitalidad que me regalas y sin esos momenrtos que, aunque han sido pocos, han sido los más felices de mi vida.
Supongo que quizá prefiero seguir manteniéndote a mi lado de ese modo. Puede que esté siendo egoísta o terriblemente cruel conmigo misma pero, estando tu sonrisa (esa que me llena de vida cuando la veo), y tu felicidad de por medio, el resto me da bastante igual: aunque eso implique sacrificar la mía.