Una vez alguien
preguntó: "¿qué es el amor?" A lo que yo respondí: Es algo difícil de explicar, un sentimiento
abstracto, que da miedo, uno que solo unos pocos llegan a experimentar. No sé a
vosotros pero yo, cada vez que veo un vaso de cristal, me recuerda a él. Puede
pareceros extraño pero seguro que cuando me escuchéis y os lo explique,
acabaréis entendiéndome. No es una idea tan descabellada como parece…
¿Quién no se ha encaprichado de algún vaso en su infancia
que le parecía gracioso? - Supongo que esta sería la parte en la que empiezas a
enamorarte, la parte en la que todo te ilusiona y te encanta, la parte en la
que no puedes dejar de observar con ímpetu todo lo que te rodea.
Después de haberte encaprichado con el vaso, ahorras con
todas tus ganas y piensas en el momento en el que puedas tomarte tu colacao o
tu vaso de leche en él. Se te dibuja una sonrisa en la cara de solo pensarlo. -
Si os dais cuenta, esta parte correspondería a ese momento en el que luchas con
todas tus fuerzas para llamar la atención de ese ser angelical del cual te has
quedado profundamente enamorado. En la que pones todo tu empeño por
conseguirlo, soñando, incesantemente, con ese momento en el que puedas besarle,
abrazarle y poder estar junto a él.
Una vez que consigues comprar ese vaso que tanto deseabas,
tienes miedo. No te atreves a tocarlo, ni siquiera a echarle el aliento.
Simplemente lo admiras, lo observas con una sonrisa tonta en la cara pensando
en lo mucho que te ha costado conseguirlo y en la increíble sensación de
satisfacción que tienes dentro de ti. - Esto sin duda alguna se correspondería
con la parte en la que consigues al fin tu objetivo. Cuando no puedes dejar de
admirar lo que tienes y no te atreves a tocar nada por miedo a que la situación
que tanto te ha costado, se derrumbe en décimas de segundo.
Posteriormente, tras pensarlo detenidamente, un buen día utilizas TU vaso para
desayunar. Es increíble, ¡por fin! Es entonces cuando te animas, te gusta tu
vaso, lo adoras y lo utilizas por eso, porque ES TUYO. - Esta etapa del amor es
de la que menos orgullosa estoy. Es el momento en el que esa persona se
entrega, dándote lo que más valora. Cada vez que lo tienes, quieres más,
siempre más. Hasta el punto de perder un poco la cordura y de llegar a utilizar a esa persona que puso su caja de sentimientos en tus manos.
El vaso empieza a desgastarse, nada es igual que el momento
en el que lo compraste. Por alguna razón que desconoces el vaso te aburre. En
ese momento ves en la televisión otro vaso, algo más grande y colorido. Te
vuelves a emocionar y ese vaso, el primero, pasa a un segundo plano. - Bueno,
siempre dicen que en el amor no todo es felicidad. Esa etapa es un claro
ejemplo de lo que, en ocasiones, podemos llegar a ser. Despreciamos aquella
joya que tenemos a nuestro lado simplemente porque el tiempo hizo que te
cansases de ella. Esa persona por la que tanto luchaste ya no tiene ese
‘especial’ que tanto te gustaba.
Un día llegas a casa y tropiezas, con la mala suerte de empujar ese vaso que tenías olvidado
ya en la encimera. El vaso, al ser tan frágil, se hace añicos al contacto con
el suelo. Lo coges y lo miras una y otra vez: no parece tener arreglo, el vaso
se ha roto y tú has sido el culpable. Pides perdón, una y otra vez, perdón por
todo el desprecio que le habías hecho a ese vaso por el simple hecho de haber
visto otro más grande y colorido. – Esta sería la última etapa del amor,
esa pareja por la que tanto habías luchado ya no te importa y un día, por unas
palabras intencionadas, provocas una ruptura irreparable en el interior de esa
persona. Pides perdón una y otra vez pero nada sirve. El corazón es igual de
frágil que el cristal de ese vaso y no por pedir perdón conseguirás repararlo.
Los pedacitos no volverán a unirse.
"Cuando te das cuenta de todo lo que has hecho con ese vaso,
comienzas a llorar. Podrás tener todos los vasos que quieras, los más grandes,
los más coloridos, los más extravagantes, los más bonitos… pero ninguno será
igual de especial como el primero."