domingo, 29 de diciembre de 2013

Por seguir caminando sin ir a ningún lado.

-"Hay veces que las cosas sencillamente son inevitables..."
He perdido la cuenta de las veces que esa frase ha recorrido mi cabeza de un lugar a otro sin rumbo fijo en lo que va de día. ¿Cosas inevitables? Jamás llegué a comprender lo que significaba hasta que tus ojos me miraron fijamente por primera vez, hasta que una hermosa sonrisa salió de tus labios para corresponder a la mía... ¿una sonrisa? Yo no recuerdo haber sonreído.
Es entonces cuando conseguí alcanzar un espejo para comprobar que aquel reflejo era lo que yo tanto temía: esa cara de aturdimiento total ante una persona.
A partir de ese momento decidí que eso debía cambiar, que yo no podía continuar así. Es demasiado duro depender de tu mirada dulce y cariñosa, de tu sonrisa arrebatadora o de tus abrazos cálidos. Y para qué mentir... yo no lo soporto. Es mucho tiempo el que llevo así, perdida. Perdida en este camino oscuro y frondoso, en este camino en el que estoy segura de que no me llevará a ninguna parte. No es solo ese sentimiento el que me aturde ahora mismo; la impotencia y la debilidad no deja de apoderarse de mi cada vez que te tengo cerca. Es por ello por lo que esto debe terminar.
Alguien me enseñó de pequeña que el corazón de las personas se asemeja a un vaso de cristal. Pero no a un vaso de cualquiera, si no al mejor vaso de cristal que jamás hayas podido ver; sí, ese que con tanto esmero había sido tallado sobre el cristal. Ese vaso, como todo cristal, es una pieza demasiado frágil si se coloca en unas manos equivocadas. Y es una pieza elaborada con muchísimo esmero por su creador. Y por eso nunca debo olvidar que mi corazón es un gran vaso de cristal que mi madre tardó meses en tallar, un gran vaso que no estoy dispuesta a ver roto en segundos por seguir caminando sin ir a ningún lado.




miércoles, 4 de diciembre de 2013

La vida está para sonreír y ser feliz, no para llorar las penas.

Una vez alguien me dijo: "La vida está para sonreír y ser feliz, no para llorar las penas."
Y la verdad es que cuando lo escuché creí que era una idea algo descabellada pero, poco a poco descubrí que cada persona es un mundo totalmente distinto, que a cada persona le afectan las cosas a su manera. Pero que eso no significa que cada uno no encuentre su propio equilibrio. Que cada uno no sea capaz de ser feliz a su manera, sin depender de nadie. Esa es la verdadera clave para ser feliz.: tener la capacidad de ser independiente en tu propia felicidad. La vida es demasiado corta como para vivirla apenada.
La sonrisa llena a una persona de vitalidad y los problemas, es decir, esas piedras que nos encontramos a diario en nuestro camino, deberían conseguir hacer de nuestra sonrisa, una pieza imborrable en nuestra cara. Así pues, cada vez que te encuentres con una piedra o un muro en tu camino, no importa el tamaño. Deberíamos aprender de ellos, creer que somos capaces de superarlos y en vez de caernos, conseguir volar más alto... volar más allá del límite que la gente suele ponerse a diario.
La felicidad es algo ansiado, pero cuando se consigue, esa sensación de satisfacción y de plenitud, consigue que cualquier esfuerzo que se haya hecho anteriormente, haya merecido la pena.




domingo, 17 de noviembre de 2013

Las heridas se curan, pero la memoria no.

Cuanta impotencia acumulada dentro de mi. Información que pide a gritos salir, sentimientos desbordados y palabras mudas que no llegan a formarse más allá de mi mente.
¿Cómo decirlo? Un continuo querer y no poder; una falta de confianza en si mismo; un no saber que pesa más, si los pros o los contras.
¡Cómo frustra esta situación! Todo se ennegreció de golpe después de ese precioso e irreal resplandor en el que viví durante un tiempo. Todo se fue apagando para, aparentemente, no volver a encenderse nunca más. Pero como muy bien dijo alguien una vez: Nunca digas nunca. Y es que poco a poco ese resplandor está volviendo. Poco a poco va recuperando sus colores. El azul, el rojo, el verde intenso... poco a poco se van sumando para crear una armonía perfecta.
Dicen que el que calla otorga pero es que no os podéis llegar a hacer una idea de lo fuerte que puede llegar a gritar mi silencio algunas veces, del miedo que me da avanzar en este camino que tiene tantos baches. Las heridas se curan, pero la memoria no. La memoria siempre recuerda todo con total exactitud. Y es ella la que crea ese miedo incondicional a mover ficha, a dar pie a originar un cambio. Sí, ese cambio puede salir bien, pero he sufrido tanto que ya no soy capaz de verle el lado positivo a nada en este campo. Digamos que... la experiencia, marca tanto a una persona hasta el punto de cambiarla y condicionarla de por vida.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Un paquete de pañuelos y una buena caja de tiritas.

"¡La vida es una mierda!"
¿Quién no ha escuchado esa frase a lo largo de su vida? Lo peor es que tiene razón.
A medida que he ido creciendo, me he dado cuenta de que la vida cada vez se vuelve más y más injusta. No podemos huir un rato de este 'sueño' creado para hacer sufrir a los humanos constantemente. Tener que enfrentarse a ella a diario puede llegar a agotar tanto física como psicológicamente. Todo son complicaciones. Granitos de arena que se van amontonando cada vez con mayor frecuencia. 
Llegar a vivir la situación en la que debes dejar escapar a un amor para que sea feliz sin ti es... dejémoslo en horrible. Aunque tener que ver como uno de tus hijos pierde la batalla ante este ideal creado para hacer sufrir, supera todos los valores de cualquier escala de sufrimiento.
¡Ojalá todas las personas fuésemos aquel hombre de hojalata del Mago de Oz! Pero no, no estamos hechos de acero y mucho menos estamos hechos a prueba de balas. Que no lloremos no significa que no suframos. Sencillamente existen personas que prefieren enmascarar ese sufrimiento para guardarlo en sí mismas.

Demostrarlo llorando o no. Ambas decisiones son igual de correctas. Aún así, os daré un consejo: compraos un paquete de pañuelos y una buena caja de tiritas "reparacorazones".

domingo, 6 de octubre de 2013

Y es que hay un momento en el que no duelen, si no que cansan.


¿Es decepción? Probablemente esa sea la palabra que más se acerque a lo que siento. Cogerle cariño a una persona siempre es, tarde o temprano, sinónimo de decepción. Salí demasiado herida la última vez, demasiados golpes seguidos que casi terminan conmigo y con mi vida. Bueno, digamos que conmigo si que terminaron. 

Perder la confianza consigo mismo es duro, pero peor es perderla con todo lo que te rodea. No os podéis imaginar lo duro que puede llegar a ser no atreverse a salir a la luz del sol, no ser capaz de mostrarte tal y como eres, ser impasiva, como un rostro sin vida... vacía. Y, ¿sabéis de que sirve ser así? Solamente para una cosa: inundar tu cuarto con miles de lágrimas cuando estás segura de que nadie te ve.
Poco a poco, después de un periodo largo de tiempo, vas permitiendo que esas personas que han estado ahí a pesar de todas las malas caras, de todos los insultos y de todos los gritos, consigan verte desnuda por dentro. ¿Podría llamarse reinserción? Claramente sí. Es una forma de rehabilitarte, de volver a tener la misma soltura que tenías antes con todos. Pero justo entonces, el círculo vuelve a repetirse, todo vuelve a comenzar. 

Y es que hay un momento en el que tantas decepciones no duelen, si no que terminan por cansar. 

miércoles, 31 de julio de 2013

¿Qué pasa, ya lo habías olvidado?

La gente se estresa, se llena de ira, ríe, canta, juega, pelea, sueña, imagina, llora...
Hay distintos tipos de lágrimas y todas se distinguen, todas tienen su pequeña característica que la hace diferente.
-Las lágrimas de miedo. Miedo a la muerte, a la pérdida, miedo a un ser imaginario...
-Las lágrimas de rotura. Suelen ser las de desahogo. Aunque sabes que eso no va a reconstruir tu corazón roto, te calman.
-Las lágrimas de ira. De enfado, de estrés, de impotencia.. todas ellas están relacionadas.
-Las lágrimas de tristeza. Siempre son las más frecuentes. Ya sea por recuerdos del pasado, por personas que dejaste atrás. Sabrás que estás llorando este tipo de lágrimas cuando caigan nada más pensar en un pasado doloroso.
-Las lágrimas de felicidad. Sinónimo de buenas noticias. Las más difíciles de ver, las más difíciles de exprimir pero las más sinceras y reconfortantes.
Estas últimas son las únicas lágrimas perdonadas. Las otras ni siquiera deberían existir. No te permiten pensar con claridad por mucho que te ayuden a desahogarte. No te dejan ver bien todo lo que te rodea. Es como una película que te ciega, que te nubla la vista. ¿Estás dispuesto a perder la belleza de un amanecer? ¿la belleza de ver como el sol se esconde debajo del océano? ¿la belleza de la magia que esconden las estrellas? ¿la belleza de la naturaleza?
Antes de soltar una lágrima deberíamos detenernos a observar los pequeños detalles. Deberíamos darnos cuenta de que no merece la pena perder esa belleza durante unos minutos o unas horas. Eres fuerte, nada puede derrotarte. ¿Qué pasa, ya lo habías olvidado?

martes, 23 de julio de 2013

Y todo gracias a esas canciones, a esas notas, a esa música...

Todo está oscuro, no parece haber salida. Cuándo más intento salir, más profundo entro en esta extraña oscuridad. Mis ojos están vidriosos a causa de tantas lágrimas. No consiguen parar de caer. Ya no tengo fuerzas para seguir caminando por mucho tiempo más. Bueno...... digamos que tampoco quiero hacerlo. Me han hecho mucho daño y yo no soy lo suficientemente fuerte para aguantar mucho tiempo más. No se si quizá esto sea una carta de despedida porque en el fondo pienso que es así. La oscuridad y la soledad me atrapó hace ya varios meses y nunca me ha fallado. Se que aislarme no es lo mejor para mi misma pero, ¿eso a quién le importa?
[...]
Hace tres semanas que escribí el último párrafo de lo que parecía ser una carta de despedida, de sumisión y derrota. Tengo que deciros que ya no opino lo mismo. A la mañana siguiente de empezar esta carta  mis ojos quedaron cegados a causa de unas notas musicales, unas notas que me salvaron la vida. Me han ayudado a descubrir lo hermosas que son todas las cosas que me rodean. Cada color, cada sonido, cada olor ahora es distinto, especial. Y todo gracias a esas canciones, a esas notas, a esa música...

viernes, 12 de julio de 2013

¿Quién dijo que el límite fuera el cielo?

¿Por qué a la gente le da miedo salir a la luz del sol, quitarse esa venda que no le deja ver el mundo que le rodea? Me da mucho coraje observar como la gente coarta sus posibilidades, como la gente asume que no puede buscar más allá de la línea imaginaria que desde pequeños le han impuesto. ¿Quién dijo que el límite fuera el cielo? 
Siempre se puede llegar un poco más allá. Por suerte, en esta vida no hay límites para conseguir sueños que no se puedan cumplir. Si lo deseas de verdad es hora de hacerlo realidad. Despliega tus alas, sueña y consigue eso en lo que tantas veces has pensado. Cuando estés en la cima y observes todo lo que te estabas perdiendo por miedo a volar, sabrás que todo el esfuerzo habrá merecido la pena. Nadie más que tú puede estirar tus alas. Hazlas crecer y vuela hacia ese lugar que se conoce como "El país donde soñar es sinónimo de hacer realidad".

sábado, 6 de julio de 2013

Crea la historia que más feliz te haga.

¿Dónde está aquella confianza? ¿dónde están esas risas? ¿Y esas tardes jugando en el jardín? ¿Se esfumaron? Parece que sí... nadie quiere escucharme. Es más, parece que a nadie le preocupa todo lo que digo. Vivir deprisa no es la solución. Ignorar lo que nos rodea no es la solución. Evitar los problemas no es la solución. 
Cada persona puede ser un mundo, no te lo niego. Pero debajo de todas esas máscaras, disfraces y personalidades, todos somos iguales. Todos vivimos buscando algo (o esperando a que ese algo nos encuentre) para así, poder ser felices al completo. Y debo deciros que os equivocáis. Porque cuando encontréis ese algo que llevabais tanto tiempo buscando, habrá perdido valor. Ya no os importará igual que cuando era un 'inalcanzable' o igual que cuando estaba 'lejos de estar en vuestras manos'
Hay que vivir a su ritmo, sin adelantar acontecimientos. El tiempo se esfuma como el vapor de un tren, no te digo que no, pero eso no quiere decir que esté prohibido disfrutar de cada uno de los momentos que la vida nos regala. Hay que saber exprimir cada una de las décimas de segundo que vivimos. Hacerlas especiales. Somos dueños de nuestra propia vida, dueños de ese boli y de ese libro en blanco del que tanto habla la gente. Crea la historia que más feliz te haga, sin importar los demás. Si sigues mis consejos, 
entenderás todo lo que te digo porque será entonces cuando sepas el verdadero significado de la palabra felicidad.

sábado, 29 de junio de 2013

Parece que son mis ideas las que no consiguen funcionar.

Y aquí me veis, intentando ordenar las palabras y, junto a mis ideas, construir algo que tenga sentido. Estrujando mi cabeza, poniéndolo todo patas arriba para sacar algo. Pero nada, parece que hoy soy incapaz de conseguir algo que realmente me guste. Por más que intento buscar cuál es el problema de estos intentos fallidos, no encuentro la explicación. Las palabras no parecen ser el problema. Son como las piezas de un puzzle que están desperdigadas encima de una mesa. Parece que son mis ideas las que no consiguen funcionar. Sin ellas no puedo encontrar las piezas adecuadas que encajen con suma facilidad. No estoy concentrada, hay algo dentro de mí que no para de dar vueltas sin cesar. Intento hacerle caso omiso pero a veces, y cada vez de forma más continua, resulta imposible.

Estoy tan perdida, no consigo encontrarme. Cambio de rumbo cada dos por tres, cada tres por dos.  Nunca me había detenido a observar lo grande que puede llegar a ser el mar. Mucho más si es de noche. Esa es mi situación ahora mismo. En medio del mar me hallo con luces que van encendiéndose y apagándose. ¿Cuál he de seguir? No parece que ninguna resalte sobre las demás. Esperad, algo acaba de cegarme. Esa luz llevaba parpadeando varios meses. No sé si haré bien o no, lo único que sé es que seguiré mi instinto hasta el final.

jueves, 30 de mayo de 2013

Make the difference.

Odio mi alrededor. Odio los prejuicios y las falsas acusaciones. Odio las modas y todo lo que tenga relación con ellas. ¿Cómo es que la mayoría de las personas no lo ven así?
Nacemos imitando, vivimos imitando y morimos imitando. ¿No es hora de cambiar un poco la historia? Parece que todo lo que nos ocurre en nuestra vida tiene ya su guion hecho y que no debemos salirnos de él. Nunca nos atrevemos a equivocarnos, a trazar una línea que se salga de ese esquema, que se salga fuera de lo común. Y siempre es por la misma: el qué dirán. Pensé que erais fuertes, que luchabais por crear vuestra propia historia y no ser una historia más. Pensé que luchabais por ser diferentes.
¿Quién no está harto de ver por la calle a todo el mundo igual? ¿Qué tiene eso de especial? Las personas deben dejar huella en nosotros y aunque os de miedo reconocerlo, lo extraño, lo raro o lo diferente, cómo prefieras llamarlo, es lo que realmente gusta. 


martes, 28 de mayo de 2013

Un vaso.

 Una vez alguien preguntó: "¿qué es el amor?" A lo que yo respondí: Es algo difícil de explicar, un sentimiento abstracto, que da miedo, uno que solo unos pocos llegan a experimentar. No sé a vosotros pero yo, cada vez que veo un vaso de cristal, me recuerda a él. Puede pareceros extraño pero seguro que cuando me escuchéis y os lo explique, acabaréis entendiéndome. No es una idea tan descabellada como parece…
¿Quién no se ha encaprichado de algún vaso en su infancia que le parecía gracioso? - Supongo que esta sería la parte en la que empiezas a enamorarte, la parte en la que todo te ilusiona y te encanta, la parte en la que no puedes dejar de observar con ímpetu todo lo que te rodea.
Después de haberte encaprichado con el vaso, ahorras con todas tus ganas y piensas en el momento en el que puedas tomarte tu colacao o tu vaso de leche en él. Se te dibuja una sonrisa en la cara de solo pensarlo. - Si os dais cuenta, esta parte correspondería a ese momento en el que luchas con todas tus fuerzas para llamar la atención de ese ser angelical del cual te has quedado profundamente enamorado. En la que pones todo tu empeño por conseguirlo, soñando, incesantemente, con ese momento en el que puedas besarle, abrazarle y poder estar junto a él.
Una vez que consigues comprar ese vaso que tanto deseabas, tienes miedo. No te atreves a tocarlo, ni siquiera a echarle el aliento. Simplemente lo admiras, lo observas con una sonrisa tonta en la cara pensando en lo mucho que te ha costado conseguirlo y en la increíble sensación de satisfacción que tienes dentro de ti. - Esto sin duda alguna se correspondería con la parte en la que consigues al fin tu objetivo. Cuando no puedes dejar de admirar lo que tienes y no te atreves a tocar nada por miedo a que la situación que tanto te ha costado, se derrumbe en décimas de segundo.
Posteriormente, tras pensarlo detenidamente, un buen día utilizas TU vaso para desayunar.  Es increíble, ¡por fin!  Es entonces cuando te animas, te gusta tu vaso, lo adoras y lo utilizas por eso, porque ES TUYO. - Esta etapa del amor es de la que menos orgullosa estoy. Es el momento en el que esa persona se entrega, dándote lo que más valora. Cada vez que lo tienes, quieres más, siempre más. Hasta el punto de perder un poco la cordura y de llegar a utilizar a esa persona que puso su caja de sentimientos en tus manos.
El vaso empieza a desgastarse, nada es igual que el momento en el que lo compraste. Por alguna razón que desconoces el vaso te aburre. En ese momento ves en la televisión otro vaso, algo más grande y colorido. Te vuelves a emocionar y ese vaso, el primero, pasa a un segundo plano. - Bueno, siempre dicen que en el amor no todo es felicidad. Esa etapa es un claro ejemplo de lo que, en ocasiones, podemos llegar a ser. Despreciamos aquella joya que tenemos a nuestro lado simplemente porque el tiempo hizo que te cansases de ella. Esa persona por la que tanto luchaste ya no tiene ese ‘especial’ que tanto te gustaba.
Un día llegas a casa y tropiezas, con la mala suerte de empujar ese vaso que tenías olvidado ya en la encimera. El vaso, al ser tan frágil, se hace añicos al contacto con el suelo. Lo coges y lo miras una y otra vez: no parece tener arreglo, el vaso se ha roto y tú has sido el culpable. Pides perdón, una y otra vez, perdón por todo el desprecio que le habías hecho a ese vaso por el simple hecho de haber visto otro más grande y colorido. – Esta sería la última etapa del amor, esa pareja por la que tanto habías luchado ya no te importa y un día, por unas palabras intencionadas, provocas una ruptura irreparable en el interior de esa persona. Pides perdón una y otra vez pero nada sirve. El corazón es igual de frágil que el cristal de ese vaso y no por pedir perdón conseguirás repararlo. Los pedacitos no volverán a unirse.

"Cuando te das cuenta de todo lo que has hecho con ese vaso, comienzas a llorar. Podrás tener todos los vasos que quieras, los más grandes, los más coloridos, los más extravagantes, los más bonitos… pero ninguno será igual de especial como el primero."

jueves, 2 de mayo de 2013

¿Y sabes qué?


Me da miedo echar la vista atrás. Estuve muerta. Cómo un alma sin vida, un cuerpo vacío sin esencia. Y todo por ti. El dolor en el pecho era insoportable. Te puse mi corazón en tus manos, una pieza demasiado frágil en el lugar equivocado. Lo dejaste caer al suelo,  lo despreciaste  sin importar todo lo que significaba. Sin importar que era mío.
Sufrí, sufrí mucho y mientras tanto tú te regodeabas de mi dolor. Salías, disfrutabas y reías mientras yo estaba tirada en mi cama con la cara enterrada en la almohada por miedo a mirar a mi alrededor, a mirar a esta nueva realidad.
¿Y sabes que es lo más irónico de todo? Que pensé que el mundo se terminaba, que la vida no seguía sin ti a mi lado. Que todos esos colores que llegué a ver contigo no volverían a aparecer. Ahora me río de todo eso. De todas y cada una de las tonterías que en su día solté por mi boca.
Estaba claro, no podía seguir viviendo del pasado así que continué, me volví a levantar y empecé a caminar. No tenía miedo de a dónde podía dirigirme, ni siquiera me detuve a pensar que caminaba sola. Estaba dispuesta a cambiar.
 Y ahora, cuando ya estoy caminando me doy cuenta de que todo lo pasado cambió. Que tú me tenías así por miedo a que yo volase, a que yo conociera mundo. Y ahora el que sufres eres tú. Al verme sonreír, al ver que otra vez he vuelto a encontrar eso tan ansiado llamado FELICIDAD. Pero no pienses que volveré a caer, ni te lo plantees. Yo lo pasé mal y ahora te cedo el testigo. Disfruta de cómo soy porque esta es la nueva yo. ¿Y sabes qué? NO ESTÁ DISPUESTA A IRSE.




domingo, 28 de abril de 2013

Es todo tan extraño.

No recuerdo lo que hice ayer, ni antes de ayer. Apenas recuerdo como me llamo ni cuanto tiempo he estado dormida. No sé dónde me encuentro. Es todo tan extraño...
Entonces en mi cabeza empiezan a martillear recuerdos que pensé ya olvidado. Recuerdos de hará un par de años. Ahora estaréis confusos. Sin saber a que me refiero exactamente. Por eso intentaré forzar algo más mis recuerdos para poder sacar de ellos algo lo suficientemente coherente para que lo entendáis.
Era una mañana de primavera. Cuando me desperté tuve que volver a cerrar los ojos porque los tímidos rayos de sol que entraban por mi ventana me cegaban. Alzé la vista a mi mesita de noche para coger el teléfono como de costumbre. Fue entonces cuando mi corazón quiso salirse del pecho al ver que esa persona tan especial para mi, me invitaba a pasar una noche juntos de risas y baile. 
Esperé impaciente todo el día hasta que la noche cayó. Me puse todo lo guapa que pude y salí de casa con una de mis mejores sonrisas. Aquella noche comenzó nuestra histo... perdón... no puedo seguir hablando de esto... mis palabras me martillean la cabeza como si de agujas se tratasen.
Es ahora, cuando veo todo lo que duele esto cuando recuerdo el por qué estoy aquí y ahora. El por qué estoy atada a una cama de hospital y con el calmante lo suficientemente alto para no poder mover ni un solo músculo.
y os preguntaréis por qué, ¿verdad?. La otra noche, cuando esa persona especial salió de mi vida, lloré durante horas, me sentí inferior e...intenté hacer una locura.

miércoles, 10 de abril de 2013

Vivir deprisa.



Y de pronto todo se encendió. Mis ojos volvieron a descubrir un mundo que creía ya olvidado. Era como volver a nacer, a conocer todos y cada uno de los detalles que me rodeaban. El olor de una rosa, el color del campo, el ruido de las olas rompiendo en la arena….pero sobretodo, la magia de las estrellas.
Todas y cada una de las cosas que he nombrado ahora pasan desapercibidos a la vista de cualquiera. Estamos demasiado preocupados en nuestro día a día por todo lo que debemos o tenemos que hacer, que dejamos de darle importancia a todas y cada una de las cosas que la naturaleza nos va aportando y regalándonos. Vivimos demasiado deprisa como para detenernos en cada uno de esos detalles, fijándonos en las formas de las cosas y, perdiendo así, su esencia.
Tengo que reconocer que poder apreciar cada una de estas cosas resulta realmente… fascinante. Te llenan de tal manera que es inevitable sonreír.
Yo también era una más, una de esas personas que se toman esto de la vida a modo de carrera, que no quieren disfrutar del paisaje ni del camino hasta no haber conseguido el cúmulo de objetivos que se ha marcado. Hasta que de pronto… algo me frenó.
Algo me detuvo, me hizo mirar a otro lado, paralizándome en décimas de segundo. Alguien se cruzó en mi camino. Alguien que rompió mis esquemas de forma inexplicable.
No sé qué hacía allí aquella persona ni quien la colocó en mi camino. “Quizá fue el destino” pensé. Pero había algo que seguía sin entender… ¿por qué ahora? ¿Por qué en ese preciso momento? Lo único de lo que estoy completamente segura es de que esa persona me hizo cambiar mi rumbo y mi velocidad.
Aquella persona me enseñó a ver la esencia de cada una de las cosas que me rodeaban. Podía ver cada una de las tonalidades de los colores, podía apreciar cada uno de los sonidos que llegaban a mis oídos de mi alrededor y podía estar atenta a cualquier detalle por insignificante que fuera.
Esa persona que el destino colocó en mi camino en ese preciso momento, me dejó ver que con ella, no me hacían falta las prisas, que un abrazo o un beso, están cargados de sentimientos. Que no debo ocultar esa tonalidad roja de mi cara cada vez que me mira y me sonríe. Simplemente ser yo misma. Ese fue el factor que provocó que en ese preciso momento todo cambiara.

viernes, 29 de marzo de 2013

Ya es hora de decir adiós.


Una sensación extraña se apodera de ti  cegándote completamente. Las palabras no salen, tus brazos y tus piernas no quieren reaccionar y el teléfono por el cual te ha llegado la noticia, se cae al suelo a la par que tú. Tu mente no parece estar por la labor, no puedes pensar y las lágrimas empiezan a nublar tu vista para posteriormente caer como si de un manto se tratasen.
No puedes procesar lo que te acaban de contar, mejor dicho no quieres. En un solo suspiro, te has vaciado completamente y tus fuerzas parecen haberte abandonado. Necesitas gritar, abrir los ojos y descubrir que simplemente era un sueño, bueno, más bien una pesadilla.
Unos minutos más tarde, pareces reaccionar. Recoges el móvil del suelo, te levantas como puedes y observas la pantalla. Necesitas armarte de valor para poder marcar de nuevo pero el nudo de tu garganta no se ha ido aún y por más que lo intentas, tus ojos no consiguen enfocar con tantas lágrimas. Es entonces cuando llega la necesidad de mover los pies, de salir huyendo de allí. Comienzas a correr, a alejarte de aquel lugar que ahora te da escalofríos.
Cuando llegas al hospital, la pesadilla se torna en realidad. Ya es imposible escapar. Y de nuevo, caes al suelo sin consuelo. El agujero del pecho se abre con cada segundo que pasa y con cada uno de los recuerdos que ahora mismo tienes en mente. No aceptas decir adiós. Te duele que todo haya sido tan rápido. No volver a verle sonreír ni volver a escuchar su voz te supera.
Es entonces cuando unos brazos te rodean y un pecho aparece para secar tus lágrimas. Por mucho que te cueste, ya es hora de decir adiós a esa persona que ha estado regalándote tantos abrazos desde que eras una enana… Observas el cielo con nostalgia y te das cuenta de que aunque esté lejos, siempre estará cuidándote como lo llevaba haciendo desde que naciste.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Nunca pierdas la esperanza


No, es imposible, ya no sale nada. Tus ojos parecen haberse secado después de que unas cuantas lágrimas cayesen de ellos. Unas gotas que podrían haber desbordado cualquier río seco. Llevas demasiado tiempo así, muchos meses en los que tu amiga, la soledad, y tú sois inseparables. Ella es una buena compañera en situaciones de estrés y agobio pero cuando se convierte en tu mano derecha, puede llevarte a la más profunda desesperación.  

Has recibido muchos golpes en poco tiempo, golpes duros, suaves… que han ido deteriorándote cada vez más. Tu escudo y tú habéis aguantado numerosas batallas pero últimamente parece haber desaparecido dejándote en primera línea, al descubierto. 
Recuerdas todos y cada uno de los momentos pasados, de los vividos con esa persona especial que te lo daba todo a cambio de nada. Muchos problemas y diversas complicaciones consiguieron arrancarla de tu vida, separarla de tu camino, alejándola cada vez más. ¿Era eso acaso una felicidad irreal? ¿Un cuento de hadas o algo por el estilo?  

No puedes más, tus músculos ya no pueden más. Están agarrotados, tensos por tanta presión soportada,  impidiéndote  escapar de esa pesadilla real. Necesitas un descanso, un soplo de aire fresco que parece nunca llegar. Todos tus sueños se desvanecen en un suspiro, en unas palabras quizá equivocadas y en las lágrimas que, incesantes, no dejan de caer por tu mejillaNo confías en nada  ni en nadie que no seas tú. Todo se vuelve extraño, diferente y, sobre todo, dañino. 
Necesitas volver a confiar, volver a creer en todas y cada una de las cosas que le daban color a tu vida. Escuchar una voz tranquilizadora que te recoja en sus brazos amables. 
Nunca pierdas la esperanza no veas extraño lo que te rodea; en ocasiones las mejores cosas  vienen cuando uno menos las espera.

miércoles, 16 de enero de 2013

Nunca jamás.

No todo siempre es como lo vemos, no siempre una sonrisa significa felicidad ni unas lágrimas implican tristeza. A veces nos dejamos llevar por prejuicios algo absurdos que no llevan a ningún lado. Hablamos sin saber que a lo mejor, esa persona que sonríe y gasta bromas, derrama lágrimas en soledad. 
Soledad.
En ocasiones las cosas que nos rodean nos obligan a cambiar, a desconfiar de todo lo que nos rodea. 
He de reconocer que actualmente, me faltan pequeños detalles que completaban mi felicidad. Y cuando me refiero a ellos, no hablo de cosas materiales. Esas pequeñas posesiones solamente enriquezen la avaricia y el poder. Me refiero a esas personas que ahora mismo faltan en mi vida.
Hace tanto ya... las extraño demasiado. No hay día en el que no las recuerde con añoranza y una sonrisa algo amarga. No consigo entender por qué sencillamente se fueron. Aunque hay de una cosa de la que estoy completamente segura.... bueno, dos. Nadie jamás podrá ganarse mi corazón y enseñarme todo lo que esas personas han llegado a hacer. Y por último, estoy completamente segura de que jamás podré olvidarlas. LAS ECHO MUCHÍSIMO DE MENOS.