sábado, 29 de junio de 2013

Parece que son mis ideas las que no consiguen funcionar.

Y aquí me veis, intentando ordenar las palabras y, junto a mis ideas, construir algo que tenga sentido. Estrujando mi cabeza, poniéndolo todo patas arriba para sacar algo. Pero nada, parece que hoy soy incapaz de conseguir algo que realmente me guste. Por más que intento buscar cuál es el problema de estos intentos fallidos, no encuentro la explicación. Las palabras no parecen ser el problema. Son como las piezas de un puzzle que están desperdigadas encima de una mesa. Parece que son mis ideas las que no consiguen funcionar. Sin ellas no puedo encontrar las piezas adecuadas que encajen con suma facilidad. No estoy concentrada, hay algo dentro de mí que no para de dar vueltas sin cesar. Intento hacerle caso omiso pero a veces, y cada vez de forma más continua, resulta imposible.

Estoy tan perdida, no consigo encontrarme. Cambio de rumbo cada dos por tres, cada tres por dos.  Nunca me había detenido a observar lo grande que puede llegar a ser el mar. Mucho más si es de noche. Esa es mi situación ahora mismo. En medio del mar me hallo con luces que van encendiéndose y apagándose. ¿Cuál he de seguir? No parece que ninguna resalte sobre las demás. Esperad, algo acaba de cegarme. Esa luz llevaba parpadeando varios meses. No sé si haré bien o no, lo único que sé es que seguiré mi instinto hasta el final.