lunes, 7 de abril de 2014

¿Merece realmente la pena perder la memoria?

Cuántas veces hemos deseado borrar un día, un instante, un momento, hasta un año de nuestras vidas... borrarlo todo y empezar una nueva memoria, vacía.
Cuántas veces deseamos volver a ser niños, vivir todo de nuevo, recuperar lo que se fue o dejar que el tiempo ponga las cosas en su lugar.
Algunos simplemente no esperan nada del tiempo. Da lo mismo regresar o avanzar, simplemente renuncian a que el tiempo continúe su paso y se marchan con lágrimas y un largo adiós.
Si deseáramos en algún momento perder completamente la memoria y "comenzar de nuevo", ¿cuántas cosas nos perderíamos?
Sería como aquellas cosas que se extravían accidentalmente en una mudanza y luego se extrañan. Perderíamos el calor del primer beso y la sensación de aquel amanecer que fue perfecto; la nostalgia por amores pasados y la inocencia con la que nos entregamos a lo desconocido esa primera vez.
Quedarán atrás los amigos que iban a ser eternos, las cartas que nos hicieron llorar, la primera o última vez que vimos a un gran amor, los abrazos más cálidos el día que pensamos que se iba a caer el mundo, el dolor más hermoso, la sonrisa más esperanzadora, el nacimiento de un sentimiento más puro...
¿Comenzamos en realidad una vida nueva o matamos una llena de bellos recuerdos?
Dejamos una vida y un presente que nos da INFINITAS POSIBILIDADES por soñar con un futuro perfecto que no existe, o un pedazo de cielo donde no sabemos que nos espera.
 ¿Merece realmente la pena perder la memoria?

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