jueves, 19 de febrero de 2015

Ya no es cosa de tres.

Volver atrás a esos meses. A esos meses en los que me consideraba completamente feliz, a esos meses en los que comprendí que no solo una pareja es una media naranja, a esos meses en los que yo encontré a dos mitades.
No os hacéis una idea de lo increíble que es encontrar a personas con las que puedes ser tú mismo...con las que consigues sacar a la luz todos tus miedos e inseguridades sabiendo que nunca te van a hacer daño. Con las que puedes llorar hasta la saciedad, que siempre te darán su hombro. Con las que puedes reír hasta que las mejillas y la barriga acaben doliéndote. Con las que puedes hacer el loco hasta llegar a dar vergüenza ajena.
Pero la verdad es que era demasiado bueno para ser cierto. Porque sí, hablo en pasado. Nunca pensé que no iban a ser las mejillas o la barriga lo que acabara doliéndome Aunque sinceramente ojalá pudiese ser capaz de hablar en pasado al referirme a toda esta decepción y frustración que tengo dentro.
Nunca pude imaginarme que una distancia podía llegar a separar tanto a las personas. Yo pensé que todo nada iba a cambiar porque, al igual que yo tenía un trocito de ellas en mi, ellas tenían parte de mi consigo.
Pero qué ciega o qué ilusa fui. ¿Cómo pueden llegar a doler tanto unos recuerdos tan bellos?
Prometieron que nada iba a ser diferente, que la distancia no iba a poder con algo tan fuerte como lo que teníamos. Pero... por suerte o desgracia, hace ya algún tiempo que me di cuenta de que esto ya no es cosa de tres.

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